Hay muchas cosas que pudiera decirte, y cientos las postales que me hubiese gustado enviarte...
Pero al final, todo se resume en una sola frase:
Que Dios te bendiga mami, que Dios esté contigo para darte fuerzas cuando las necesites.
Gracias por todo lo que has hecho por mí, has sido un enorme regalo del cielo para mí.