Jesús dirigió la mirada al cielo y oró así:
"Padre, ha llegado la hora.
Glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti, ya que le has conferido autoridad sobre todo mortal para que él les conceda la vida eterna a todos los que le has dado.
Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado. Yo te he glorificado en la tierra, y he llevado a cabo la obra que me encomendaste.
Y ahora, Padre, glorifícame en tu presencia con la gloria que tuve contigo antes de que el mundo existiera."
Juan 17: 1-5 (La Biblia)