Suavemente quiero matarte, con la ternura de un beso,
sembrar en tu bosque helechos, en un altar adorarte,
tus ojos miel cada tarde, se convierten en luceros
que iluminan mi sendero y enarbolan mi estandarte.
Eres la primavera, el aroma de las flores,
atardeceres multicolores, y una brisa mañanera,
una playa veraniega dorándome la piel,
la más exquisita miel que mis labios conocieran.
Quiero despertar un día, a tu cuerpo acurrucado,
entrecruzadas las manos y calentando sábanas frías,
y es que te siento tan mía, aunque amanezcas con otro
que me miras en su rostro y te da melancolía.
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Mis solitarias praderas, se llenarán de tu encanto
cúbreme con tu manto y ámame sin reservas,
dame de las conservas que tiene tu boca guardada,
unas rimas enamoradas y de tu cuerpo un poema.
Te voy a matar de amor, mi novia tierna y perfecta,
en mis pensamientos envuelta y en mi guitarra canción,
eres la sinrazón, que da lógica a mis locuras,
divina y frágil criatura, los pétalos de mi flor.
Autor: Guepardo |