Postales Shoshan - Cartas de amor para enviar

-- Eternizando --

Amor;

Es de noche todavía, frente a mi está un mar tan calmo y suave, la luna se desvanece en el ocaso envuelta en un bruma violada , mis deseos empezaron a hervir y levantarse en un vapor de fantasía.
Gota a Gota las notas se desprenden y caen, vuelven , insisten,
hablan con un sonido breve donde la memoria siempre esta pronta a saltar elástica.

Y mientras el aire mueve las metálicas hojas de un capricho, inevitablemente tu imagen, la tibia bocana de tus sabios labios, ese mirar fanáticamente a los ojos, el dulce quiebro de tu lira, juntándose con la brisa bajo el cielo, enrulando el aire, apurada y cantarina.
Te preguntas, ¿Por qué de esta carta? la razón lo sabes, cumpliendo con mi promesa interior de eternizar mi amor por ti...

¿Eternizar? No te asombres, acaso después de decirte tantas veces las magnas y universales cinco letras, ver florecido mi espléndido fervor, mi silencio en prosa , a riesgo de que nunca me leas... o como siempre, leas todo...

Trataré de explicarte.

Una tarde con sus epitalamios rojos de extraña belleza, estaba yo sentado en la roca frente al océano de mi inspiración, el agua ondulaba en millones de formas, y la tela de mi espíritu se fue tramando el mismo. Recorriendo en esa pantalla acuosa, las imágenes de todas las flores de mi jardín pasional, niñez, juventud, hasta ir mas allá, todas estaban, pero algo más hermoso que todo lo hermoso, que inspira el vértigo, centella de luz, inquieta que corta el mar, fulgurante como el reflejo de una estrella sobre el atlántico, esa.. eras tú...

Tú ,como el cincelar de una historia sin principio o fin, cuyos eslabones de oro se quiebran con una rayo de enojosa claridad y vuelven a soldarse apenas se corren las cortinas del cielo.
Tú mi poema, axioma, religión, eternidad...
El amor es un fluido de fuego, y yo prendido como un fósforo para ser un incendio me he declarado.
Eternizo mi amor por ti, es algo inviolado, exacto, ilógico, fehaciente, un puente de luz perfume y melodía.

Podrán, como el poema de Bécquer (Amor eterno) suceder muchas cosas, infinidades, mas ante el cisne reverente de tu cuerpo, me inclino, mi silencio ante el arte de esta sensación, mi voz a los arcángeles de la poesía, mi juramento a Dios...