Cartas para hijos
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Al dueño de mi corazón,
mi hijo.
El amor que te tengo es incondicional. No hay nada que puedas hacer para que te ame más, porque mi amor por ti es completo. Tampoco hay nada que puedas hacer para que te ame menos... no puedo amarte menos, porque te amo sin condiciones, sin exigencias, sin requisitos. Te amo por quién eres, y tu sonrisa en los ojos alegra mi corazón como nada en este mundo.
Cuando ríes, mi alma ríe contigo, y cuando lloras, mi corazón se entristece. En mí, siempre tendrás una aliada.
Lo que más deseo en este mundo es que vivas una vida llena de fuerza y felicidad. Que seas responsable de tus propias acciones, que seas honesto. Recuerda que toda acción tiene sus consecuencias... pero aun así, cuando te equivoques, siempre podrás volver a levantarte y continuar caminando. Fallar no te convierte en “menos”, y continuar y rectificar te convertirá en “grande”. Ama a Dios con todo tu corazón, y Él te guiará por un camino hermoso, de paz y de seguridad.
En las tormentas que te traiga la vida, no desesperes. La luz es más fuerte que la oscuridad. No dejes nunca de soñar y de esperar lo mejor. Son los que no esperan nada los que no reciben nada.
Sobre todo, vive sabiendo que naciste amado... y que vivirás, siempre, siendo amado.
Tu madre.
04/04/2013 © Autor: Rebeca Byler
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