Caminan desnudos pies sobre la tierra
prometida esencia de la vida
eterna Jerusalén que acogiste en tu seno
el inmaculado vientre de María
grita al mundo del amor bendito
que crecerá en tu regazo
la semilla eternizada de la tierra.
Por todas las espinas
que en tus huellas encontrabas
en rosas del amorellas se convertían
-a tu paso-
Un canto de ángeles
acompañó la noche
Belén fue gran testigo
del llanto eternizado
-niño de mis amores-
Llegaste en esa estrella
en luz de la existencia
proclamando al mundop
az entre los hombres.
Una lágrima nace en capullo de un beso
floreciendo en el rostro de María
-El verbo hecho carne-
Estaba entre nosotros...
Su nombre:
-Jesús-
Has nacido para bañarnos con tu manto
luz del cielo...
hijo pródigo bendito.
© Alma Cervantes
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