Te extraño, y si al decir estas palabras
nuestros ojos se humedecen, es porque aún nos amamos
y el olvido aún no ha traído hasta nosotros
su velo oscuro que no deja mirar nuestro camino...
¿Dónde estás?
Lejos muy lejos de mí te has ido, a veces me pregunto qué fue
lo que nos llevó por distintos caminos...
el silencio me responde
con un eco mudo de dolor.
- Ya te has ido, ya no estás- - ¿Dónde busco tu respirar? -
Si alguna vez lees este poema,
créeme que lo escribí en un día de hastío
en el que nada tenía sentido para mí.
Siempre camino por las calles de mi vida,
pensando con quien estás o dónde te has ido...
-Sólo el silencio me responde-
(Ya no está ... ya no busques, su barca ha partido)
-Amor- Yo sigo aquí esperando en la vereda del olvido
por si logro revivir mi pasado y mi hastío. Te amé tanto, como pocas veces he amado. (Te fuiste, que triste he quedado)
-De mí te has olvidado-
¿Sabes? En cambio yo...
Jamás te he dejado de amar
ni siquiera un instante...
Por más que pasen los años o la vida misma,
tú permanecerás
por siempre en mi vida.
Este amor que nació en mi primavera,
dormirá alguna vez en tu invierno,
cuando te canses de andar por el mundo...
yo desde aquí sólo espero.
¿Qué espero?
Yo no sé - ¿tú lo sabes?
Y sigo soñando, amor, sabes que no me importa el tiempo que debo esperar por ti. Tendré paciencia porque vivo por ti y para ti. No puede ser de otra manera: yo nací para amarte, nací para estar contigo.
Creo que más de una vez me amaste y te amé,
por ese amor, no dejes que se muera este querer.
Te extraño... y te amo a la misma vez...