A mis años y a tus años

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A mis años y a tus años

Nos dicen que a tus años y a mis años ya no tenemos edad para amarnos. Que nos espera por todo hogar las cuatro paredes de un asilo, como única ventana la luz de un televisor, como única emoción las partidas de cartas, como única compañía el calor de un animal y como única esperanza esperar un nuevo día.

¡Yo sigo vivo!
Mis manos todavía pueden acariciar,
y mis labios se mueren por volver a besar los tuyos.

Mis pies aún recuerdan los viejos pasos de baile,
y mis brazos todavía pueden estrecharte con fuerza,
para cálidamente protegerte, otra vez, de cualquier viento.

El amor no tiene edad, y todos tenemos derecho a tenerlo y vivirlo.

Ni tus sentimientos ni los míos tienen arrugas, están limpios, claros a la luz de nuestros ojos. Tu cuerpo y el mío hace mucho que dejaron de ser niños; pero tienes los ojos azules de niña traviesa, y mi alma corre todas las tardes a la playa resistiéndose día a día a madurar, para poder volver a jugar entre las peñas, e ir a robar para ti manzanas de los huertos prohibidos. Pero no recuerdes, no quiero recordar el pasado, ni el bueno, ni el malo. Quiero vivir el ahora, el ya, contigo abrazados.

Vivir nuevas emociones, inventar nuevos besos, recorrer nuevos senderos. Antes de volver a encontrarte vagaba como un minero sin luz, entre frías galerías de infinita oscuridad azul, excavando cada día, con mis manos, una nueva razón para vivir. Pero ahora tú eres mi faro, mi razón única, mi esencia. Quiero volver a pasear mis dedos por tu melena, a que vuelvas a sonreír con mis tonterías, a tomar un helado compartido, a acariciarnos en la oscuridad y abrazarnos hasta el amanecer.

 

Viejo, anciano, mayor... da igual, el amor es auténtico y vamos a vivirlo.

No me hables de los años pasados y perdidos, el único tiempo para mi baldío es el que pasa sin estar a tu lado, sin poder decirte que te quiero, sin querer amarte, sin amar hasta querer morir en tus brazos, sin morir por tu querer, sin querer que me ames como yo te quiero, y te amo, y muero. Y sé que me quieres; porque la luz de tus ojos es la misma de siempre y tus ojos nunca han mentido.

Foto imagen para compartir basadas en esta carta de reflexión acerca del amor eterno, amor de viejos, amor en la vejez y amor sin edad

El tiempo ha pasado y nuestras vidas han corrido y tropezado muchas veces. Maldigo a la parca que ha jugado con los hilos de nuestro destino. Pero ahora volvemos a unirnos, no en nuestra hora final, sino en una nueva hora primera.

Que digan lo que digan nuestros hijos y nietos,
que puede que lleven nuestra sangre;
pero no nuestros sentimientos.

Que a tus años y a los míos
vamos a amarnos
hasta el último suspiro.

El amo no caduca porque no tiene edad.

© Autor: Antonio Rodríguez Dosantos
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No soy ni somos demasiados viejos para el amor, nadie lo es.

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Que siga el amor, de viejos también

 

 

En el amor no hay edad.

El amor merece ser vivido en toda edad.
El amor entre dos personas no caduca si ellos no quieren.
El amor es un derecho de las personas de toda edad.

 

Carta de amor y reflexión, que nos hace pensar sobre el amor, la edad, la vejez, los ancianos, personas mayores, y que consideramos ser demasiado viejos para tener y vivir un amor. Hermosa y romántica carta entre dos abuelos o personas de avanzada edad, contra los prejuicios de la gente y luchando por su amor verdadero, amor al que tienen derecho, pese a la edad que tienen.