Me dolías… me dueles… me dolerás…. pero voy a olvidarte… me dueles tal vez como duele la vida…como duele la muerte, como duele este interminable andar por aquellos caminos desiertos…
Y regresabas… regresabas una y otra vez porque tal vez aquí en estos brazos que tanto te estrecharon encontrabas la ternura y el calor deseado que en otro lugar no poseías…regresabas al mismo sendero en donde se habían terminado tus pasos. Ya no más…no más, no quiero ya quererte, no quiero que me busques no quiero que me toques, no deseo ni anhelo que me poseas ni tener tan siquiera un beso de tu boca que ha lastimado aquello que era tan hermoso. El amor es limpio… debe serlo, sin condiciones ni ataduras de ninguna especie, lo nuestro se estaba convirtiendo ya en una adicción total por parte mía... de parte tuya ¿que puedo ya decirte?
Si sueles ser tan indiferente!! Tu que hablas del tiempo, ese tiempo que fuera tan solo de nosotros mismos, ese tiempo tan valioso para ti perdidos a mi lado, te los regreso, te regreso esas interminables horas de entrega, de palabras maravillosas, te regreso mis besos a tus besos, mis caricias a tus caricias, te regreso las miradas de mis ojos prodigados a los tuyos, te regreso cada una y por completo las noches de placer que llegamos a gozar, ya no las quiero…ya no …déjame marchar cuando el ocaso pronuncie tu nombre y se pierda mi mirada en un mar de locuras de todas esas hermosas locuras que viví a tu lado, porque ya no quiero amarte, ni tenerte, ni tocarte ni quiero que me busques, ¿para que? Sigue sin mí y con los tuyos ¿y te digo algo? Amala mucho, hazla feliz, porque aunque me duela reconocerlo ella es mejor que yo porque te tiene a ti, porque si Dios los unió algún día por algo fue, te repito aquellas palabras que alguna vez te dije, no la odio, nunca podría odiarla, al contrario la admiro por ser tan mujer para permanecer a tu lado y porque ahora se que será la mujer que estará contigo cuando envejezcas y caminen juntos tomados de la mano, te felicito por ello, y yo estaré contenta porque sabré que eres feliz…cuando en verdad se ama no se alegra de la desdicha del ser amado del otro lado…y yo se que tu serás feliz, para eso estas formando tu patrimonio, los cimientos tan anhelados y que yo en cuatro años no pude formar contigo.
Nunca me recuerdes, sé que no dejaré huella en tu vida porque mi amor fue tan grande e inmenso que son de esos amores que entregan todo sin recibir ni esperar nada…así debe de ser, así debe de ser el corazón para poder triunfar en esta vida rodeada de tanto materialismo, un corazón fuerte y arrogante como el que tu posees y ya que Dios te concedió la gracia de esas manos fuertes que han sabido cosechar a la tierra, a la bendita tierra que da los frutos de su cosecha…sigue así y llegarás mas alto, lo sé y te lo aseguro, porque las personas que son como tu jamás se detienen ante nada para lograr lo que desean…¡y es que la vida es tan corta!
No te reprocho nada, solo te doy las gracias por aguantarme este tiempo que para mi fue el mas hermoso de mi vida, gracias por enseñarme lo que era ser mujer y lo que significa entregarse a alguien completamente. Gracias por todo y mil disculpas por quitarte un poco de tu tiempo que es tan valioso para ti, y lo estas perdiendo para leer estas líneas, te doy mi palabra de mujer que ya jamás volveré a cruzarme en tu camino.
Adiós mi gran amor, que Dios te bendiga siempre, a ti y a los tuyos…
2008: autor: Peregrina ( Alma Cervantes)
Sólo se autoriza copiar esta carta (total o parcialmente) si se da crédito al autor y se crea un enlace (link) a esta carta en esta página.
|